Comunidad Bet Hilel

Un mensaje de bendición

Por Rab. Sarina Vitas

La fe y la voluntad son dos herramientas muy poderosas en los seres humanos.

Los tiempos que corren de incertidumbre y angustia; presiones y preocupaciones. Tiempos de guerra que pensábamos alejados y olvidados, siguen estando cerca y latentes. La situación no aparenta ser muy relajada. Pero quiero contarles, que cada vez que me encuentro con esta parasha y la releo, la inquietud se transforma en paz interior. Una caricia al alma ante tanto desconcierto.

Parashat Naso trae en su vasta temática, una de las bendiciones más antiguas que conocemos, más amorosas y utilizadas en momentos especiales de nuestras vidas. Los padres bendiciendo a sus hijos en la mesa de shabat, la braja que reciben los novios en la jupá. Simplemente concreta, sencilla y hermosa.

“El Eterno le dijo a Moisés: “Dile a Aarón ya sus hijos: ‘Así bendecirás a los israelitas. Diles:

Que el Eterno te bendiga y te proteja;
Que el Eterno haga resplandecer su rostro sobre ti y te agracie;
Que el Eterno vuelva su rostro hacia ti y te dé paz ‘.

Así ellos pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”. (Num. 6: 23-27 )

La braja va aumentando su potencia a medida que se desarrola; primer versículo contiene tres palabra, el segundo cinco y el último siete (en hebreo). En cada uno, la segunda palabra es el «Eterno» (el nombre inefable).

En los tres versículos, hay una acción de Dios sobre nosotros y describe la consecuencia de esa acción; protección, gracia y paz. Otra forma de estudiarlo según los exégetas es entender que comienza con un efecto material y se va elevando. Del sustento y la salud física; a la “gracia” que compartimos con los demás o que nos comparten buscando un vínculo armonioso y cordial con el prójimo. El punto más espiritual: “Que vuelva su rostro hacia ti y te de la paz”. Plenitud, integridad, entereza.

En el texto de la Torá cuando se utiliza el tetragrama se remarca un vínculo indisoluble y eterno con El. En esta braja se está relacionando con nosotros individualmente. Esta bendición enfatiza, una semana después de Shavuot, que no sólo hubo un pacto con el pueblo de Israel, sino un pacto conmigo, con vos, con cada uno.

Sabernos mirados, reconocidos, escuchados y acompañados en nuestras alegrías y angustias; pedidos y agradecimientos; es la fuente más profunda de paz.

Hacemos tanto todos los días para que “nos vean”, demostrar que “somos importantes”; ¿para qué?. Volver a este texto y saber que la paz interior la obtenes comprendiendo que El nos registra. Esa es la base de la fe.

Convencerte cada mañana que “Su rostro se vuelve a ti cada día”: Percibirlo internamente te hará sentir en paz y así podrás hacer las paces con el afuera que tanto te aturde hoy.

Este Shabat, cuando bendigas a tus hijos en la mesa de shabat, concéntrate en las manos de tus padres sobre tu cabeza, de abuelos, de bisabuelos… mirá a las alturas y encontrá su mirada que te sonrié y también de bendice a ti.

Shabat Shalom Umeboraj

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