Comunidad Bet Hilel

Parashat Vaetjanán: “lugares cerrados, lugares sagrados”
Rab. Ioni Shalom

Pareciera injusto. Moshé pide, ruega a Dios. Quiere entrar a la tierra por la cual
dejó atrás todo su pasado y la comodidad de Egipto. El proyecto de su vida estaba
por delante y él quería ser parte de él. Vaetjanán: 515 plegarias suplicó Moshé
para pedir pasar a ver la tierra prometida.
“Dios Eterno,Tú comenzaste a mostrar a Tú siervo Tu grandeza y Tu mano
poderosa. Pasaré por favor, y veré la buena tierra que está del otro lado del
Jordán, este monte” (Devarim 3:23-26).
Los sabios explican que esta es una de las cinco ocasiones en las cuales Moshé
le insiste fuertemente a Dios y le dice: “¡No te dejaré hasta que me digas si harás
lo que pido o no!” (Sifre- Rashi Devarim 3:23).
Pero la decisión estaba tomada: Moshé finalmente no habría de entrar. Dios le
dijo: “¡Basta!, no me hables más de este asunto.  Sube a la cumbre del Pisga y
alza tus ojos hacia el oeste, el norte, el sur y el este, y mira con tus propios ojos,
porque no pasarás el Jordán.  Instruye a Ieoshúa, anímalo y fortalécelo, porque él
ha de pasar delante de este pueblo, y él les entregará la tierra que verás”
(Devarim 3:26-28).
Moshé pareciera ser castigado con el impedimento de entrar a la tierra de Israel y
al mismo tiempo Dios le dice que suba al monte y que desde allí vea cómo entra
su pueblo.
Pareciera un castigo duro e injusto. Pero también puede ser visto como un
ejemplo a seguir. ¿Hasta cuándo Moshé iba a estar presente en cada cosa?
¿Podía un proyecto progresar si no se le daba lugar al propio desarrollo y a la
renovación? ¿Era realmente necesaria la presencia constante de Moshé?
Moshé debía entender que el proyecto lo trascendía. El solo hecho de poder ver y
contemplar que el pueblo entraba era un gran premio. Moshé debía hacerse a un
lado para que el pueblo pueda crecer. Como si fuera un padre que miraba de
afuera a sus hijos entrar por primera vez al jardín o despedirlos al irse a la
universidad o elegir un nuevo camino.
Moshé es símbolo de la actitud de corrimiento, una suerte de Tzimtzum, de
achicamiento del ser para dar lugar a que otros puedan ser en su mayor potencial.
¿Y nosotros, permitimos que nuestra gente cercana pueda ser quien realmente
es? ¿Nos damos la posibilidad de corrernos para dar lugar al otro?
Shabat Shalom

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