Comunidad Bet Hilel

Parashat Ekev

Por Rab. Sarina Vitas

En éste último libro de la Torá, Moshé se transforma en un eximio orador. Días y días
predicando. Aquella persona que tanto miedo tenía a expresarse; podría haberse ubicado en
el libro Guinnes. ¿Cuándo adquirió semejante elocuencia?
Quizás deberíamos indagar en su historia y en los distintos ‘idiomas’ con los que tuvo que
lidiar.  
Cuando a Moshé se le pidió que fuera a ver al Faraón para pedir la liberación de su pueblo.
Esa era una misión diplomática. Moshé, en su honradez, sentía que no le cabía el doble
discurso politequero, ni declarar falsas promesas; frente a los engaños constantes del
faraón. Él era una persona que encarnaba los ideales de honestidad y sinceridad. El doble
discurso le era totalmente ajeno y sin duda, no era su fuerte.
Pero en cambio, cuando la misión se transformó en transmitir las enseñanzas de la Torá,
donde la esencia radica en la moralidad e integridad, adquirió fluidez en sus palabras con
amor y convicción, como lo muestra al final de sus días.
De repente descubrió el secreto del verdadero liderazgo: ser honesto con el discurso, así
como en la acción. Creer en aquello que se dice. Vivir de acuerdo a lo que se predica.
Un proceso similar experimentan varios profetas en el Tanaj. Ellos se sienten embargados
por  el “temor” frente a la magnitud del desafío que les imponen… pero a medida que
desarrollan su misión, se revelan como gigantes en la transmisión de los conceptos éticos y
morales de nuestra tradición, como en la transformación de las sociedades de su época.

Este shabat, donde nos encontramos en las semanas de consuelo, nejama; después de la
destrucción; se escucharán las palabras de Isaías en su larga elocución diciendo: «Aprended
a hacer el bien, buscad la justicia, liberad a los oprimidos, a los huérfanos, y abogad por la
viuda.”
Se nos recuerda que con el fin de sobrevivir a cualquier catástrofe, ya sea física o espiritual,
la vida judía debe ser reconstruida con firmeza sobre los fundamentos de los principios de
la Torá y sus mandamientos. Las palabras sin hechos, son superficiales, se las lleva el
viento y pierden valor.
Quizás estos personajes gigantes en nuestra historia puedan inspirarnos una vez más con
sus palabras (devarim).

2

Tanto en el Sinaí como durante toda la travesía en el desierto, nuestros antepasados oyeron
las palabras que hacen hincapié en la dignidad del hombre defendiendo sus necesidades
físicas y espirituales, subrayando la centralidad del valor de la justicia y la honestidad en
todas nuestras acciones, tanto en el ámbito público como en el privado.
Ojalá podamos estar a su altura en éste tiempo de escuchar nuevamente el mensaje y
llevarlo a la acción.

Shabat Shalom!

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