Comunidad Bet Hilel

PARASHAT SHOFTIM


Por Marta Kohan de Graizman.

Dentro de la variedad de temas que aborda, se encuentran la famosa frase “Tzedek, tzedek tirdof”: Justicia, Justicia perseguirás (Deuteronomio 16:20) ¿Por qué repite dos veces la palabra justicia? ¿No hubiera sido suficiente si la Torá nos hubiera dicho una sola vez “justicia perseguirás”? ¿Qué significado encontramos detrás de esta repetición?
A lo largo de los últimos 2000 años de historia judía diversos exégetas judíos trataron de explicarlo. El Targum Onkelos (primera traducción al arameo de la Torá del siglo I) traduce este versículo de la siguiente manera:

קושטא קושטא תרדןף (Verdad, verdad perseguirás). No hay justicia sin verdad. El primer
paso para alcanzar nuestra tan anhelada justicia es intentar llegar a la verdad.
En Sifrei (una interpretación halájica del siglo II) leemos una frase que luego será repetida en el Talmud: ”Ve en busca de una corte fiable”.
En el Talmud Babilónico (Sanedrín 32b), en el siglo V encontramos otra gran interpretación: אחד לדין ואחד” לפשרה”. Una vez está escrito Tzedek para la justicia, y otra vez para la mediación.
Muchas veces pensamos que la única forma de hacer justicia es frente a un tribunal cuando hay alguien que gana y otro que pierde.
Nuestros sabios nos dicen que una mediación, donde no hay ni perdedores ni ganadores absolutos es otra forma de llegar a la justicia.
En el Targum Jerosolimitano (S. VIII) encontramos la siguiente idea:

דין קשוט ודין שלם בקשוט תהי רדיף
Según la traducción, la justicia debe ser “verdadera y entera”. Esa justicia debemos perseguir, una justicia a medias, no es justicia. Abraham Ibn Ezra (España, S. XII) propone dos interpretaciones
posibles a la duplicación de la palabra “tzedek”. La primera: “Incluso si ganaras o perdieras”. La justicia es justicia, no importa si ganamos o perdemos. Y quizás este es uno de los desafíos más
importantes de este mandamiento, buscar la justicia a pesar de todo, aceptar que si perdemos frente a un tribunal también eso es justicia. Su segunda interpretación es una de las que más nos interpelan, especialmente en nuestros días, cuando parece que la justicia nunca va a llegar. Ibn Ezra nos dice: “Una vez tras otra, todos los días de tu vida”. La justicia debe ser perseguida hasta el cansancio y nunca debemos claudicar en nuestros reclamos. La justicia debe ser perseguida día tras día hasta que finalmente, con la ayuda de Dios, la misma llegue a nuestras vidas y a nuestras sociedades.
Entendiendo el mensaje de Deut: 17:9:…”tienes que ir a los sacerdotes, los levitas, y al juez que esté en funciones en aquellos días, y tienes que inquirir, y ellos tienen que entregarte la palabra
de la decisión judicial”, Maimónides, en el SXII, enseñó que la repetición enfatiza la necesidad de consultar con otros, obteniendo tantos puntos de vista como sea posible antes de tomar una
decisión.
También Bejor Shor (Francia, S. XII) nos llama la atención a que la primera vez la palabra tzedek hace referencia a los jueces y la segunda vez a los litigantes. Ambos son parte de este proceso y
ambos deben ser meticulosos, ordenados, correctos y prolijos. Tiempo después Bahaya ben Asher (España, S. XIII) da otra importante lección que resuena fuertemente en nuestras vidas: “La
justicia debe ser perseguida tanto con la palabra como con la acción”.
El líder jasídico Simja Bunim of Peshija (Polonia, S. XVIII) afirmaba: “La justicia debe ser perseguida por medios justos”. El fin no justifica los medios. Si la justicia es el fin nuestros medios para alcanzarla deben ser justos, honestos y correctos y es por eso que la Torá nos recuerda dos veces la palabra Tzedek, una por el fin y la otra por los medios.
La repetición de la palabra Tzedek es simplemente un uso del lenguaje para enfatizar la necesidad de la justicia. Cuando hablamos de justicia, también hablamos de justicia social, Tzedaká. La Tzedaká es un deber, un objetivo judío básico: permitir que cada persona pueda vivir con dignidad. “No torcerás el derecho, sólo buscarás la justicia para que vivas y poseerás la tierra
que el Eterno tu D´s te dio en heredad». Y como nos dice el Talmud: “Estas y aquellas son las palabras del Dios vivo”.
Incorporar el sentido literal del texto y sus poderosos mensajes detrás de una simple repetición nos permite apreciar aún mejor la belleza de nuestra tradición y la eterna vigencia de nuestros textos sagrados. Que la introspección que ejercitamos más profundamente desde este mes de Elul que comienza nos lleve a superar nuestra apatía, en pos de una sociedad más justa y solidaria, aunque no encontremos aún las respuestas que buscamos. Para lograrlo, encontramos insinuado en otra parte de este mismo capítulo, el recordatorio de “no te laves las manos”, (no te borres de tu responsabilidad) derivada de Parashat Shoftim. (Deut21:1-9).
Para ello, recordamos las palabras de Rabí Tarfón en Pirkei Avot: ”No depende de ti completar la tarea, pero tampoco eres libre de desistir de ella”.

¡Shabat Shalom!

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