Comunidad Bet Hilel

Parashat Shlaj Leja

La verdadera fe

Prof. Myriam Laufer, directora de Ofakim

Tiempo después de haber salido de Egipto, D´s le indica a Moshé enviar espías a EretzCnaan, la Tierra Prometida, para explorarla.

Doce representantes, el mejor de cada tribu, son seleccionados pararegresar con toda la información necesariay así saber cómo es la “Tierra que mana leche y miel”.

Al regresar, luego de cuarenta días le cuentan aMoshétodo lo que vieron. Pero, noestán de acuerdo entre ellos: diez de los espías comentan las grandes dificultades que les causarían los habitantes de Cnaan, más fuertes que ellos. Por su parte,Ioshúa y Calev insisten en que deben y podrán habitar en ella…Y así continúandebatiendo fuertemente entre ellos, opinando, y no sólo informando según lo que se les había ordenado, acerca de lo que habían visto.

Al oír esta discusión, el Pueblo estalla en llanto y teme por su futuro, quizás hubiera sido mejor quedarse en Egipto, piensan, de todas formas, morirán. Inclusive pensaron en regresar allí.(Como enseñó Ajad Haam “Salieron de Egipto, pero Egipto no salió de adentro de ellos”).

Moshé y Aharón caen sobre sus rostros, mientras que Ioshúa y Calev rasgan sus vestiduras, e intentan convencer al pueblo de que todo estará bien, y que la tierra es buena.Pero el pueblo, nuevamente, pierde la fe…

En este punto el castigo divino será firme y definitivo.

La generación del desierto no habrá de ver Cnaan. En ellos faltaba la fe profunda. D’sestá con ellos, los liberó de la esclavitud,los protege, los alimenta, y sin embargo…ellos temen.Por ese motivo ellos no podrán de ningún modo ingresar enEretz Israel. Sólo una nueva generación podría hacerlo. Una nueva generación, que una la acción y la fe, que se comprometa con el proyecto de una vida en libertad en su propia tierra.

Deberán pasar cuarenta años para poder ingresar a la tierra de Cnaan, por los 40 días que tardaron en explorar la tierra, un año por cada día, hasta que aquella generación muriese y recién allí pudieran ingresar a la tierra prometida por D´s a nuestrosPatriarcas.

Cierta vez, un discípulo se acercó a Sócrates y le dijo:

– Maestro, quiero contarle algo. Un amigo suyo habló mal de usted.

Sócrates lo interrumpió preguntándole:

– Dime, lo que me vas a contar, ¿ya lo hiciste pasar por los tres filtros?

-No sé – contestó el joven – ¿a qué se refiere maestro?

-Mira, el primero es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es verdad?

El sorprendido alumno contestó:

-No, lo he oído de boca de unos vecinos.

Sócrates replicó:

-Entonces, al menos habrás hecho pasar lo oído por el filtro de la bondad; es decir, lo que me quieres contar… ¿Es bueno?

El discípulo dijo:

-No, en realidad es todo lo contrario.

-Ah… – interrumpió Sócrates – si es así, vamos al tercer filtro: ¿Es útil que me lo cuentes?

– Para ser sincero no, necesario no es – dijo.

Entonces Sócrates le respondió:

-Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil ¿Para qué querría saberlo?

Y nosotros¿cómo reaccionamos frente a un rumor o a una opinión?

¿Cuántas veces gastamos tiempo y energía en cosas que no son verdaderas, ni buenas, ni útiles?

¡Quién sabe qué hubiera pasado si los espías hubiesen hecho pasar sus opiniones por estos tres filtros! Lo que es seguro es que aún quedaba un largo camino por recorrer para volver a nuestra querida Eretz Israel y habitar en ella con plena libertad. ¡Shabat Shalom!

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