Comunidad Bet Hilel

Parashat Devarim

“Estas son las palabras que habló  Moshé a todo Israel al otro lado del Jordan”. El primer versículo de Devarim comienza diciendo: “Eile hadevarim asher diber Moshé el col Israel beever hayarden”.

 Así comienza el último libro del Pentateuco; Devarim, y Moshé lo narrará con su propia voz.Ya sin arbustos ardientes y cimas de montañas llameantes, nos queda la palabra: “Devarim”.

Devarim es la fuente del concepto de que la vida deberá basarse en un libro sagrado y en su estudio. Sus dichos constituyen  la defensa más clara del monoteísmo, concepto revolucionario para la época. Devarim también instruye en la asistencia a los pobres, en las bendiciones después de las comidas, el kidush en Shabat,  la recitación pública de la Torá, entre otras Mitzvot. 

El libro de Devarim es, en esencia, la renovación del mismo pacto que hizo D´s con Israel en el Monte Sinaí. Esta vez, sin embargo, Moshé une al pacto a la próxima generación, porque ellos pronto entrarán a la Tierra Prometida y crearán una sociedad basada en la Torá.  Y como un pacto generalmente comienza con un preámbulo y un resumen histórico, así también comienza Parashat Devarim, describiendo el momento y el lugar: estas  son las últimas semanas de la vida de Moshé, su despedida.

Moshé les recuerda las trasgresiones que cometieron, sus quejas y reclamos intermitentes, el episodio del becerro de oro, la  historia de los espías y la falta de fe del pueblo, que los llevó a deambular cuarenta años por el desierto. Luego rememora las batallas, y victorias y termina con la designación de Ieoshua como su sucesor, que  es quien guiará al pueblo hacia la Tierra Prometida.

Dice un comentario a la Torá (Midrash Raba 17:3): “no leas “devarim” sino “devorim”: abejas, que mueren inmediatamente después de picar a las personas”.

¿Cómo dirigirse en su despedida a esta generación nacida en el desierto, que había cambiado de ser esclavos a ser una masa que recibió normas, que iba en busca de su destino colectivo sin haber encontrado aún el individual? ¿Debía hablarles como líder, como profeta, como uno de ellos? Sintió la obligación de despertarlos.

Moshé los picó como una abeja, como un tábano, le urgía que no se duerman ante la nueva situación que estaba llegando: la conquista de la tierra, para la que necesitaban de otra actitud y fuerza moral. El mensaje era: “¡Despiértense y no cometan más errores!”

El pueblo se recompuso de la picadura, gracias a sus palabras. y sobrevivió. Moshé no.

La porción del Tanaj  que se lee en la Haftará de este Shabat que precede a Tishá Beav corresponde al profeta Isaías: “Jazón Yeshaiahu”, la visión de Isaías. En su primer capítulo el profeta reprende al pueblo por todas sus faltas morales, por sus valores distorsionados, por ignorar a los necesitados, por la  corrupción de sus líderes y ofrecer  sacrificios costosos a D´s., en lugar de escuchar a los desposeídos.

Tishá beav, el 9 de Av, fue a lo largo de nuestra historia, un día donde sucedieron muchas desgracias a nuestro pueblo. Por mencionar sólo algunas: las destrucciones de los dos templos de Jerusalem, los edictos de expulsión de los judíos de Inglaterra en 1290 y en 1492 de España, pogroms y masacres en contra de los judíos de Rusia, Polonia y otros países de Europa Oriental, y más en nuestros tiempos, la bomba que explotó en  nuestra  sede de la Amia.

Esta fecha se convirtió en un día  de gran tristeza y arrepentimiento reflexivo. 

Como con la mayoría de los profetas, los anuncios o visiones de destrucción pretendían ser advertencias. Su objetivo era motivar la fidelidad al Pacto y a D´s.

La Haftará de la Visión de Yeshaiahu fue elegida para ser leída y estudiada antes de Tishá beAv como un mensaje de búsqueda de bases morales firmes antes de buscar “niveles exaltados de santidad”. “Sion será rescatada con juicio y sus arrepentidos con justicia”, dice.

 Ocuparnos de los necesitados, del huérfano, de la viuda, es la base para comenzar con un proceso de arrepentimiento y crecimiento. 

El estudio de nuestros textos como forma de dirimir la ley fue y es la heredad del pueblo de Israel. 

Si bien el mensaje de la Torá es universal, también es corazón y columna vertebral del pueblo judío.

La clave para entender la historia judía no está, tal vez, en explicar los por qué de todo lo que fue ocurriendo, sino en  estudiar cómo, después de un desastre tras otro, el pueblo encontró el coraje de comenzar de nuevo, y tal vez, lo encontremos en las enseñanzas y los mensajes  de nuestros sabios y profetas.

¡Shabat Shalom!

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