Bereshit: el poder secreto del éxito
Rab. Ioni Shalom
¿Cuál es la base de la fuerza de la tradición judía que la hace eterna? Sin dudas sus
valores, su historia y hasta la mismísima presencia Divida son esenciales para el
desarrollo del Pueblo y la tradición judías.
Pero hay aún algo más que permite al judaísmo desarrollarse a lo largo del tiempo, un
poder secreto que ha sido develado y que se halla en la génesis del mundo.
“בארשית ברא אלוהים את השמים ואת הארץ”: En el principio creó Dios los cielos y la
tierra. El famoso primer versículo de la Torá guarda el secreto más poderoso para el
crecimiento y desarrollo. El rabino Dov Ber ben Abraham (conocido como el Maguid
de Mezritch, SXVIII), explica que hay allí una palabra que comúnmente pasa
desapercibida. El término “את” suele utilizarse como artículo el / los. Sin embargo, esta
palabra tiene la singularidad de estar compuesta por la primera y la última letra del
abecedario (Aleph-Taf). Este rabino y líder Jasídico deja entrever que en realidad lo que
Dios creó fue el abecedario, el alefbet. Dios creó la combinación de todas las letras para
la conformación de los diferentes mundos y de las distintas realidades que se pueden
moldear. En este sentido, se hace hincapié en el valor de la educación. Es a través del
aprendizaje de estas herramientas divinas que cada uno de nosotros puede desarrollar
diferentes aptitudes y crecer física, académica, espiritual y emocionalmente. La
educación ha sido la clave a través de los años para tener un judaísmo vivo y que se
reinventa con la base milenaria de su sabiduría.
Si nos tomamos unos instantes de nuestro tiempo para dedicarlo a desarrollarnos, tal vez
también nosotros (así como Dios) podamos crear nuevos mundos en las realidades que
vivimos. A lo mejor, de esa manera, dejaremos de esperar que el mundo nos diga cómo
son las cosas y nos convirtamos en creadores de lo que sucede. Cuando aprendemos, no
importa cuánto caigamos y fracasemos, siempre habremos de salir mucho mejor de lo
que éramos antes.
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