El relato de las últimas parashiot (Tazria y Metzora) irrumpe después de la muerte de los hijos de Aarón y no nos deja elaborar ese duelo. Es por eso que estas secciones, retoman la continuidad del relato.
Después del impacto hay que seguir adelante. Nos encontramos con los sacerdotes recibiendo nuevas instrucciones referentes a las ofrendas. Y esto es un mensaje que habla por sí solo. La muerte emocionalmente nos genera la sensación del final; del cierre de los proyectos; de la desesperanza. Este texto nos invita a comprender que los deudos más cercanos, padre y hermanos, continúan con su tarea. Deben realizar sus actividades; tienen una responsabilidad y la mantienen.
El dolor de la muerte puede invitarnos en el tiempo a caer en la depresión o a la superación. Hay momentos de parálisis y estupor que se prolongan en el tiempo y hay que estar alertas. Sin embargo, en tantas otras ocasiones, al conectamos con los sueños de quienes ya no están, con sus valores, con sus palabras; y haciéndolos presentes podemos seguir adelante.
De esta forma nuestra existencia adquiere un nuevo sentido, hacer eterno un mensaje aprehendido y un proyecto de vida. Quizás sea por eso que la continuidad, es parashat Kedoshim. La Torá se convierte en guía de ruta; enfocando que el mensaje de trascendencia se logra a través nuestro Ser Social. Los vínculos; familiares, amigos, sociedad y humanidad son quienes nos recordarán por lo que predicamos, enseñamos y practicamos.
Es así como uno comprende la continuidad de los mensajes: este “Código de Santidad” del libro de Vaikrá, no sólo nos acerca al ritual (que hoy sufrió sus transformaciones) sino que a través de él nos invita a conducirnos éticamente en la vida; ¡que mejor manera de honrarla y santificarla!
Shabat Shalom
Rab. Sarina Vitas