Comunidad Bet Hilel

Parashá Tzav

PARASHAT  TZAV

Miriam Kapitulnik

Parashat Tzav continua con las especificaciones de los Korbanot (los sacrificios) y las condiciones que deben cumplir. El primero de ellos es la “Olá” cuya característica es que todo animal ofrendado se quemaba hasta la mañana siguiente sobre el altar, nadie comía nada. Es un korbán cuyo objetivo era sólo la voluntad de ofrendar, sin ninguna razón en particular, sólo la intención  de llegar a Dios desinteresadamente.                                                                                                          

Hay otros sacrificios que son ofrendados por causas específicas: para pedir perdón, para reconocer un error, para agradecer. El sacrificio, tenía sentido sólo cuando el «servicio del corazón» era sincero. no expiaba por sí mismo la afrenta o el pecado cometido por el transgresor. Éste tenía la obligación de reparar antes de acercar su ofrenda, si no lo hacía, su actitud cultica carecía de valor. El sacrificio tenía sentido en la medida que iba acompañado de kavaná, de una sana intención de compensar y resarcir a quien se hubiera damnificado. 

Cada uno de nosotros tiene razones suficientes para sentirse agradecido. Nuestras familias, nuestros amigos, nuestra salud, solamente el hecho de estar vivos, todas estas son razones para celebrar y sentirnos agradecidos con Dios.

Sin embargo, a veces ocurre que nos olvidamos de mirar las cosas de esta manera. A veces damos por sentado todas las cosas buenas de nuestra vida. Incluso, a veces, comenzamos a concentrarnos más en las cosas que nos faltan que en las cosas que tenemos. En la Parashá de esta semana aprendemos acerca del Korban Todá, la ofrenda especial que un judío llevaba hasta el Tabernáculo para expresar su agradecimiento a Dios. 

Los korbanot, los sacrificios, dejaron de realizarse después de la destrucción del Templo y fueron reemplazados por las Tfilot, las plegarias y bendiciones.

La versión moderna de la Ofrenda de Agradecimiento es una bendición llamada “HaGomel”, recitada por cualquier individuo que sobrevivió a una situación peligrosa, como por ejemplo un viaje, enfermedades, accidentes. Las mujeres recitan comúnmente esta bendición después de dar a luz. En esta bendición se agradece a Dios “por habernos concedido toda Su bondad”. La congregación responde: “Que Él, que te ha concedido a ti toda su bondad, te conceda constantemente su bondad para siempre”.

Podemos aprender de esto lo valioso que es desarrollar la gratitud y lo importante que es estar agradecidos por todo lo bueno que tenemos en nuestras vidas.

Todos tenemos un número incalculable de bendiciones en nuestra vida, de las cuales incluso la más pequeña nos llenaría de felicidad si es que pudiéramos apreciarla realmente. Cuando nos concentramos en alguna de ellas – ya sea nuestra familia, nuestros amigos, salud, nuestras pertenencias, o el simple hecho de estar vivos – eso nos permite alcanzar la felicidad.

Ojalá lo logremos! 

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