Comunidad Bet Hilel

Parashá Vaigash

Por Daniel Tenenbaum 

Estamos cerca del final del libro de Bereshit, que relata desde la creación del mundo hasta la llegada de los hijos de Israel a Egipto y su instalación allí. Era una época de hambruna general en toda la región, que fué milagrosamente anticipada por Iosef a partir de los sueños del Faraon, y éste le tuvo confianza y le dió todo el poder para diseñar un plan que les permitiría, primero, ahorrar las cosechas buenas, y luego sobrevivir los 7 años de malas cosechas.

Tomando un poco de distancia, podemos destacar la importancia de tener líderes que puedan ver más allá del corto plazo. Pese a lo insólito de la situación (basado en la interpretación hecha por un esclavo extranjero preso, de los sueños del Faraon), crean un plan de largo plazo (14 años), y lo cumplen. En esta parashá ya han pasado los años de abundancia, y empieza a verse que lo que se acumuló durante 7 años, empieza a ser vital para sobrevivir.

Poco destacado en el texto, está el relato de que la población egipcia, al acabarse sus propios recursos, plantean al Faraon (via Iosef) que no los deje morir de hambre. El gobierno les empieza a vender alimentos, primero a cambio de dinero, luego de su ganado, y como sigue sin haber cosechas, termina haciéndolo a cambio de sus tierras e incluso de pasar a ser esclavos del Faraon. Una de las consecuencias de los 14 años de este ciclo es que todo el pueblo egipcio, a excepción de los sacerdotes y sus tierras, pasan a ser propiedad del Faraon, poniendo en funcionamiento un sistema por el cual el 80% de las cosechas son para los labriegos, y el 20% irá al Faraon.

Pasemos a la historia familiar de Iaacov, Iosef y sus hermanos. La parashá comienza con la revelación: el jefe de gobierno de Egipto, solo superado por el Faraon en poder, se presenta a sus hermanos como Iosef, el que habían dejado en un pozo del desierto muchos años antes. Es tanta la sorpresa que les dice que presten atención a su voz, ya que seguramente su aspecto era el de un altísimo dignatario egipcio, hasta que lentamente salen de su estupor y se abrazan. Pregunta por Iaacov su padre, todos lloran… lentamente se van calmando, y empiezan los preparativos para que Iaacov sepa que su amado Iosef vive y es respetado en Egipto. Es interesante ver cómo hacen planes para evitar que la emoción de esta noticia, su posterior viaje a Egipto y su reencuentro no sean demasiado para Iaacov, con muchos años a cuestas.

Hay un tema en esta parashá que debemos mencionar. Uno de los métodos para estudiar el texto bíblico parte del supuesto de la economía de las palabras: no es habitual que se use más palabras de las necesarias, por lo que cualquier repetición o redundancia nos debe hacer preguntar por qué está ahí. Bueno, resulta que la descripción que se hace de que Iosef propone al Faraón que se entregue a su familia la región de Goshen es bastante repetitiva, se menciona varias veces que son pastores, que Goshen es una buena zona para el pastoreo, etc. A la pregunta de por qué la redundancia, podemos ensayar varias posibilidades. La más tradicional: darle legitimidad a la instalación del futuro pueblo de Israel en esa región, no son intrusos. También resaltar que no venían a desplazar a otros, ya que se menciona que los egipcios despreciaban a los pueblos pastoriles, y era una actividad despreciable para ellos. Por último, sería interesante profundizar alguna vez en una frase escondida en el texto: cuando Iosef termina de cambiar por alimentos los campos del pueblo egipcio, los transfiere a ciudades, dejando el campo despoblado. Aparentemente tenía sentido en esos años sin cosechas… habría que pensar qué plan tenía para mandar a todos o algunos posteriormente al campo, a volver a producir.

Siempre resulta interesante tomar las historias bíblicas y pensarlo como algo actual, así como la Torá nos enseña a vivir en la actualidad.

Que tengamos la sensibilidad de aprender de cada parashá y aplicarlo en nuestra vida diaria, para bien. Shabat shalom.

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