Comunidad Bet Hilel

Mensaje de Sucot

Por rabina Sarina Vitas

Cada festividad nos marca algún valor existencial de la vida para reconocer y de la experiencia judía para practicar. Sucot, no es la excepción.

Nos conecta con diversos aspectos: el final del  juicio y su veredicto, el despojo de lo material y el retorno a lo natural, la hospitalidad de abrir nuestros hogares a quienes lo necesiten y la exhortación a estar alegres.

Sus nombres hacen referencia a cada uno de dichos conceptos: Jag Sucot (fiesta de las cabañas), Jag HaAsif (fiesta de la recolección), Zeman Simjatenu (tiempo de nuestra alegría) y HeJag (la fiesta).

«En la Sucá habéis de habitar para que vuestras generaciones sepan, que en ellas hice habitar al pueblo de Israel, en su salida de Egipto»(Vaikrá- Levítico 23:42) 

Este pueblo que vivió cientos de años en Egipto, la civilización más avanzada y evolucionada de la antigüedad, ya en el comienzo de su camino como nación independiente, recibió una enseñanza fundamental: el regreso a lo simple y humilde de la vida.

La «Sucá», compuesta únicamente de elementos de la naturaleza, donde no interviene la mano humana, es el símbolo del retorno a lo original, a una vida sencilla que intente evitar las complicaciones.

La importancia de nuestra “vivienda” durante estos 8 días, radica en la presencia de quienes la habitan junto a nosotros, a quienes invitamos y quienes vienen de motus propio. No importará cuánto lugar hay si el corazón está abierto, no importará la comodidad y nos sentimos orgullosos de compartir.

Vaya forma consciente y práctica de recordarnos que la alegría en nuestras vidas habita en nuestros vínculos, en nuestros afectos. Este jag nos invita a esforzarnos en reconocer que esa oportunidad de plenitud se nos regala día a día, y debemos agradecerla y disfrutarla.

Se cuenta sobre un filósofo de la Atenas de antaño, quien relata, cómo su maestro paseaba por los mercados de la ciudad, de puesto en puesto, alegre y feliz entre risas y deleite. Al preguntarle sus alumnos la razón de su gran regocijo, el sabio respondió: – Me alegro al ver todo lo que hay acá en venta y saber que realmente no necesito nada de todo esto.

El que menos requiere, menos padece y más cerca de la satisfacción, alegría y paz interior se encuentra. Éste es el trabajo de Sucot, reencontramos con la enorme riqueza y felicidad, que reside en las cosas más sencillas de nuestras vidas. Ojalá este año podamos hacer práctico y vivencial este mensaje como aprendizaje de vida.

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