Comunidad Bet Hilel

Parashat Ree

Shabat 07/08/2021

La Parashá de esta semana, Ree, comienza con una llamado de Moshe, en singular a cada uno como individuo, exhortándole a que «Mire y preste atención» y le indica que el paso que encarará próximamente, va a demandar de él toda su energía y su concentración. Se trata nada más y nada menos que el próximo ingreso a la Tierra Prometida. Así decía Dios: 

«…Mira: Yo pongo ante vosotros el día de hoy: Bendición y Maldición. La bendición: Si cumplieres los Mandamientos de Adonai vuestro Dios que Yo os ordeno a vosotros el día de hoy. Y la maldición: si no cumplieres los mandamientos de Adonai, vuestro Dios y os apartaseis del camino que Yo os ordeno a vosotros . . . , para ir tras otros  dioses que no habíais conocido. Y será: cuando te traiga Adonai tu Dios a la tierra – a la que tú vais a venir allí para poseerla. . . que Adonai vuestro Dios, os concede a vosotros – la poseeréis y os asentaréis en ella. Y observareis todos los estatutos y preceptos y las leyes que Yo expongo ante vosotros, el día de hoy» (Deut: 11:26- 32).

Así comienza esta parashá.

 La Torá nos está preparando para su finalización (está terminando el libro de la Torá) con el ingreso del pueblo de Israel a la Tierra Prometida. Hasta ahora Dios, a través de Moshé, intentó educar al pueblo, enseñarle a vivir en libertad, inculcarle valores, y una vez que lleguen, deberán demostrar que los cuarenta años que pasaron en el desierto sirvieron para algo. En las últimas semanas, la Torá nos recuerda un montón de preceptos de los cuales la mayoría ya teníamos conocimiento. Y ahora nos pone frente a la Bendición y a la Maldición haciéndonos sentir la responsabilidad de nuestras elecciones y decisiones.

En esta Parasha se repiten varios de los  preceptos que fueron escuchados por el pueblo en otros momentos. He aquí que Dios vuelve sobre ellos para que los oiga   la nueva generación próxima a entrar a la Tierra Prometida.

Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento: “…Cuando te incitare tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer de tu seno, o tu compañero que es como tu alma, en secreto, diciendo: “Vayamos a adorar a otros dioses que no conociste ni tú ni tus padres (…)”, no accederás ni lo escucharás, ni tus ojos se apiadarán de él y no lo encubrirás a él…”.

En esta sección además se repiten algunas reglas de Kashrut.

También son aclaradas las leyes del  “año sabático”, que debía incluirse cada siete años y en el cual debían liberarse los trabajadores, no podía ser cosechada la tierra, y dejaba de pertenecerle a quien la poseía hasta ese momento. Esto último se relaciona con el hecho de que la tierra no tiene otro dueño que no sea Dios y no le pertenece a los hombres.

 Se menciona el concepto de Diezmo, “Reservarás el  diezmo de todo lo que de tu campo cada año”. 

Cada Septimo año harás la remisión de deudas. Todo acreedor que haya prestado condonará al deudor lo prestado.

Por último también se recuerdan las festividades de Pesaj, Shavuot y Sucot, en las cuales cada uno traerá al lugar que Dios elija, lo q su mano le permitiere dar, conforme a la bendición recibida de Dios.

En esta tercera semana de consuelo, seguimos leyendo en la Torá el discurso de Moshé de pre-embarque a la Tierra Prometida. Y, en un intento por que los pasajeros no se le desconcentren, por la ansiedad que genera tener el objetivo tan perseguido frente a sus ojos. Moshé habla con las palabras más dulces y a veces más duras que encontraremos en nuestro manual de instrucciones para la vida, es decir, la Torá.

Leyendo las palabras de esta parashá, llama la atención el énfasis puesto continuamente sobre causas sociales. 

«Cuando haya entre ti un pobre (…) no endurecerás tu corazón para con él ni cerrarás tu mano ante tu hermano el menesteroso, sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite. (…) Nunca faltarán pobres en la tierra, por lo cual te ordeno que abras firmemente tu mano a tu hermano y todo menesteroso que viva en tu tierra». Moshé no nos engaña en su discurso. Admite que siempre habrá alguien sufriendo necesidades.

Es interesante observar que Dios no condiciona el ingreso a la Tierra Prometida a la elección de la bendición por parte del pueblo. Se limita a advertirle que si sigue los preceptos, estará eligiendo la bendición y que si no los sigue, estará eligiendo lo contrario. 

Uno podría pensar que obviamente el hombre eligirá la bendición y no la maldición, con todo el daño y la infelicidad que ello traería.

Muchas veces el camino correcto, suele ser más complicado y se presenta ante nosotros con el ropaje de una maldición y el camino torcido, el incorrecto, el rápido aparece como una bendición.

Hay que tener bien abiertos los ojos para entender que lo más rápido no es una bendición y que el más tedioso a veces si lo es.

Es por eso que nuestra parasha comienza diciendo “Mira” “Presta atención” y elige con conciencia.

Lo mismo pasaba con el pueblo de Israel; ellos iban a ingresar a la Tierra Prometida, ya que ya había sido prometida tanto a los patriarcas como a los que salieron de Egipto. La vida que llevarían luego de ingresar en ella, cómo se desenvolverían con sus vecinos paganos que aun permanecían en ella, cómo se iban a organizar en tanto sociedad organizada y ya no como hijos de esclavos, iba a depender de su propia decisión; en otras palabras, ellos tendrían en su mano la elección de traer sobre ellos mismos la bendición o la maldición en función de sus elecciones.

Muchas veces, el actuar bien o el actuar mal, no son los que  determinan que ciertos procesos se lleven a cabo. 

Acaso en la vida toda persona que elige el camino de las mitzvot recibe bendición y aquel que no lo hace recibe maldición?

Nosotros, durante nuestra existencia, nos encontramos muchas veces en la misma situación. El ejercicio del mal no necesariamente significa el que uno no avance en la vida; lamentablemente, estamos rodeados de casos y situaciones en los cuales esto es así; pero de alguna manera, tarde o temprano, cuando nuestras decisiones no son las correctas, los logros obtenidos se resienten y se desmoronan. Si bien, el hacer lo correcto, no te garantiza el éxito de tus logros, sin duda podes tener cierta esperanza, pero no seguridad, para que a la larga esto así sea, que nuestra vida será en función de nuestras decisiones.

Ojalá podamos reconocer la bendición detrás del trabajo y el esfuerzo y la maldicion detrás de la gloria rápida y el placer inmediato.

Parashat Ree siempre es leida alrededor de Rosh Jodesh Elul (comienzo del mes). Y es que en este, el ultimo mes antes de Rosh Hashana, uno debe aumentar sus contribuciones de tzedaka muy por encima de las entregadas en el resto del año.

De modo que si realiza una sola mitzva, inclina su balanza y la de todo el mundo, hacia el lado del merito, trayendo asi salvacion para si mismo y para los demas. Acostumbra entonces el judío a aumentar su cuota de tzedaka, a realizar mas buenas acciones y, en general, a ocuparse en mitzvot entre Rosh Hashana y Iom Kipur más que en el resto del año. No debe haber ningún hermano pasando necesidades sin que extendamos nuestra mano para contribuir.

Y cuanto mas cercano es el vinculo familiar, mayor es la obligacion de ayudar: por ejemplo un hijo a su padre, un hermano a otro hermano, etc. Todos deben cumplir con esa obligacion, de acuerdo a sus posibilidades… y aun mas que eso

Que este Shabat podamos Mirar y prestar atención a nuestro interior para así poder elegir y decidir el camino que nos lleve a una vida llena de bendiciones y

Felicidad.

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