Comunidad Bet Hilel

Parashat Beshalaj

Rab. Ioni Shalom

Este es uno de esos Shabatot en los cuales la alegría se duplica, triplica y multiplica, pues coincide con una de las festividades más coloridas, pero menos conocidas del calendario hebreo. Con sus orígenes arraigados en la conciencia del trabajo agrícola, Tu Bishvat es considerada la fiesta de la vida, la reproducción del alimento y del amor. De acuerdo a nuestros Sabios, son cuarto las oportunidades en las que se festeja un nuevo año (Mishná Rosh Hashaná 1:1). En esta fecha, se elevan bendiciones en favor de la tierra de Israel pues el es momento de la renovación de las fuerzas del sol y sobre todo del suelo, que comienza a dar sus frutos y a mostrar su bondad. 

En relación a la tierra y a sus frutos, la Torá proclama que Israel es tierra de «…trigo, cebada, viñas, higueras, granadas… olivos y miel» (Devarim 8:8). Estos son conocidos como los siete frutos de Israel y por este motivo es tradición no solo comer frutos que crecen en la tierra de Israel sino también traer frutos que aún no se han comido en la estación actual, para así poder elevar bendiciones y generar un carácter festivo. Es una hermosa oportunidad para realizar una comida festiva y saborear todo tipo de frutas de diferentes colores y aromas y jugar con los más pequeños.

Son varias las historias y Midrashim que relatan la bondad de la tierra de Israel. El Talmud Yerushalmi (Peá 7:3), cuenta que Rabí Iehuda haNasí, preguntó cierta vez a Rabí Prida: «No me mostrarías los racimos de uvas de tu viñedo?». Rabí Prida accedió y lo llevó para mostrárselos. Estando aún distantes, vieron el viñedo desde lo lejos y Rabí Iehuda haNasí vio lo que parecía ser un buey entre las viñas. Le preguntó a su compañero si no tenía miedo de que el buey le arruine su cosecha, a lo que Rabí Prida respondió: «Aquel buey que tu ves… no es más que es un racimo de uvas!».

Nuestros antepasados dedicaron sus vidas a hacer florecer el desierto, mucho antes que la tecnología actual sea desarrollada. Entre su trabajo y la bendición Divina, la tierra ha dado sus frutos a lo largo de la historia. Israel, es aquella tierra que permite sostener física y espiritualmente al Pueblo Judía. La relación es completamente intrínseca y relata un vínculo de amor y compromiso entre el Pueblo, la Tierra y Di-s. 

Para llegar desde Egipto a nuestra tierra, debimos atravesar el Mar de los Juncos en el desierto. Cuando las aguas terminaron de cerrarse, Miriam comenzó a tocar sus instrumentos y el pueblo empezó a cantar. Por eso este Shabat recibe el nombre de Shabat Shirá, el Shabat de la Canción. Es el momento propicio para elevar aquellas bendiciones de agradecimiento, reconocimiento y amor en dulzura para los oídos y placer para el alma. La búsqueda de lo Divino en el trabajo cotidiano, en la tierra y en el milagro de la vida, se traducen en oración, melodía, poesía y canción.

Llenen sus mesas de frutos, llenen sus mesas de niños, llenen sus mesas de amor y canciones.

Shabat Shalom. Jag Sameaj

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