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PARASHÁ TOLDOT

“Y estas son las generaciones de Itzjak, hijo de Abraham: Abraham engendro a Itzjak”

“Toldot” es la sección de nuestra Torá que nos permite conocer algo de la vida del patriarca Itzjak. En realidad, ya supimos de él en parashiot anteriores, ya sea de su nacimiento o bien del dramático episodio de la “Akeda”, y durante la última semana, sobre su unión en matrimonio con Ribka, quien había llegado desde Aram Naharaim.

“Ve-ele Toldot…” dice el texto con que principia nuestra lectura semanal. “Tolada” (y su plural “Toladot”) reviste varias acepciones en la lengua hebrea. Por un lado, hace estricta referencia al hecho biológico del NACIMIENTO, ya que “Le-Holid” como verbo indica el acto de “dar a luz”.

De ahí uno de los significados: Generaciones, genealogías, aquellos que “salen de mí” y me trascienden.

Pero por otro lado, y superando el acto biológico, “Toldot” se traduce como: Eventos, Acontecimientos, Hechos… Que también se “generan” a partir del individuo o del grupo y son los que “harán la historia”. Quiere decir que estamos frente a la vida por un lado, con los aspectos que la enaltecen y santifican, es decir, la conformación del marco familiar.

Pero estaremos paralelamente, “viviendo” el relato de esa vida, las biografías particulares de cada uno de sus actores, que nos permitirán perfilar y diseñar el modelo de cada ser humano, sus pasiones, sus dudas, sus fracasos, sus silencios… Su propia historia de vida.

Cada uno de nosotros “engendra” hijos. Pero también,  cada uno de nosotros “da a luz” la bondad, y la rectitud de nuestro accionar bajo los cielos. Los hijos, por cierto, son la obra más hermosa y acabada de nuestro amor. Las buenas acciones es lo que expresamos a través de ellos y por ellos a través de ellas nos multiplicamos, “toldot”, pluralmente, cada día, todos los años de nuestra “fecunda” vida.

Pero, arribamos al lugar donde Itzjak es el sujeto en casi toda la parasha. Es la persona dominante. Y cuando hablamos de Itzjak, por cierto que hablamos de Ribka. Una unión muy particular. Un amor que pudo superar largos y tristes 20 años de infertilidad. Su amor pudo más. Su fe en Dios, la plegaria de ambos dio sus frutos. “Ve-hine tomim be-bitna”, y “había mellizos en su vientre” relata la Tora. Aquí estaban los “Toldot”. Los que serían la continuidad. Los que harían la historia.

Muchas veces se nos presenta a Itzjak como alguien prácticamente inactivo, cuya única función fue ser eslabón de unión entre generaciones… ¡Como si fuera poco! ¡Ser factor de unión en una sociedad que solo sabía de separaciones, abandonos y destierros!

De los tres patriarcas, Itzjak es aquel que presenta la vida más apacible y sedentaria: el nunca abandono la tierra de Canaán en la cual había nacido.

¿Serán acaso importante los hechos por su cantidad? ¿Desde cuándo?

Por suerte el pensamiento rabínico es diferente y nos dice que: … “Itzjak se hizo acreedor de 5 cosas: De belleza, fuerza (poder), riquezas, sabiduría y largos años de vida” (Tanjuma, Buber, Toledot 7).

El Midrash (Bemidbar Raba 2:11) dice :…“Abraham fue bendecido con las estrellas, Itzjak fue bendito con la arena e Iaacov lo fue en el polvo de la tierra…”

Itzjak es diferente, “fue bendecido en la arena”. “Jol”, arena en hebreo, tiene que ver también con la idea de lo común, lo cotidiano, hasta diríamos lo profano (Shabat es KODESH; un día de semana es JOL…) Jol, proviene de “jalal”, es decir, espacio. A Itzjak le cupo ser el “escenario”, la “arena de los hechos”, el espacio que como la arena permite dejar huellas para que los hijos, los “Toldot”, puedan ser los continuadores, los seguidores.

Itzjak, fue esto y mucho más. Porque de los Patriarcas, fue el que más vivió, porque supo mantener las riquezas que heredó de su padre, y las multiplicó, porque fue sabio,  aun cuando sus ojos no le permitieron ver la realidad que lo circundaba, porque tuvo la fuerza y el poder de enfrentar a reyes y capitanes extranjeros en la paz.

Con Itzjak empezamos a poseer Israel porque nunca abandonó la tierra. Itzjak Avinu nos legó a cada uno de nosotros la fuerza de voluntad para ser, vivir, existir y luchar, como él, con “kavod”. Con el noble sentido de la honra y la responsabilidad por nuestro destino.

Rabino Iehuda Gitelman
Profesor en el Seminario Rabínico Latinoamericano

https://www.seminariorabinico.org/parashat-toldot-10-11/

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