Comunidad Bet Hilel

Parasha Nitzvatim:

Por Sabrina Mancovsky.

Moshé reúne a todos los israelitas para comprometerlos en un pacto con D’s.
Se formula una advertencia a todo aquel que peque pensando que sus malos actos no
tendrán consecuencias. Si el pueblo en su totalidad se apartaba de D’s, como consecuencia
final vería su tierra devastada. Si aceptaban y observaban plenamente los mandamientos
divinos, disfrutarían de las bendiciones de prosperidad y felicidad.

El pueblo debía comprender que la elección entre la vida y la muerte -entre el bien y el mal-
era suya, y sólo suya.

Esta parasha se lee los días previos a Rosh HaShana, y es interesante pensarla desde un
lugar de reflexión e introspección para encarar los días próximos. Este asunto nos enfrenta
a una de las cuestiones más fundamentales sobre la naturaleza humana que muchos
pensadores han tratado de abordar:
¿Tiene el ser humano libertad de elección? ¿Si el ser humano no tiene libertad de elección,
acaso tendrían sentido los mandamientos?
¿Es válido hacer “el bien” para ser recompensado? ¿Siempre que uno hace “el mal” es
castigado?
En primer lugar, creo que hoy en tiempos modernos, nos preguntamos constantemente qué
es hacer el bien y qué es hacer el mal.
En segundo lugar, Rambam. dice que en estos días previos a Rosh HaShana se anula la
opción de la transgresión, los pensamientos y sentimientos indignos, se atraviesa una
circuncisión del corazón, donde sólo cabe lugar para lo bueno.
Pero, ¿en qué lugar queda el libre albedrío si sólo hay una opción (“lo bueno”)? ¿Qué lugar
tiene el cumplimiento de los preceptos si en realidad no hay lugar a transgredir?
Es interesante hacernos todas estas preguntas en el transcurso de estas semanas,
comenzar el proceso de Teshuvá refleccionando sobre nuestro accionar diario, para luego
poder arrepentirnos de aquello que no volveremos a repetir. Y esto debe hacerse, no porque
haya un castigo de por medio, como plantea Moshe inicialmente, sino por el valor humano
que conlleva.

Shabat Shalom

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