Cada año, una nueva oportunidad
Prof. Myriam Laufer, directora de Ofakim
Ki Tetze es la Parashá con más Mitzvot (Preceptos) en toda la Torá. Son 74 leyes acerca de la formación de la familia, la educación de los hijos, el manejo de la agricultura, leyes específicas para tiempos de guerra y más. Se presentan leyes morales, como la obligación de devolver objetos perdidos; códigos penales sobre casos de violación; leyes civiles sobre divorcio y herencias, y protección a una viuda sin hijos. Algo innovador para esos tiempos.
En su comienzo la Parashá nos indica “Cuando salgas a la guerra contra tus adversarios…” Si la Torá, que es la mayor expresión de Paz, que introdujo al mundo, entonces ¿a qué adversarios se refiere? ¿Por qué menciona Tus adversarios? ¿Por qué no Vuestros adversarios?
Nuestros sabios relacionan esta Parashá con el momento del año que estamos atravesando, el mes de ELUL. Días previos al cierre de este año, días de introspección, de reparación y de mejoramiento individual. Época de teshuvá, de regreso a nuestra esencia, a nuestras raíces, de acercarse a D´s. Tiempo de rebuscar dentro nuestro y encontrarnos a nosotros mismos, enfrentando a aquellos enemigos internos que no nos permiten avanzar hacia la concreción de nuestros deseos más profundos.
Como expresó Mario Benedetti “De vez en cuando hay que hacer una pausa contemplarse a sí mismo sin la fruición cotidiana examinar el pasado rubro por rubro etapa por etapa baldosa por baldosa y no llorarse las mentiras sino cantarse las verdades.” ¿No es éste, acaso, un buen momento para parar y contemplar tus propias acciones crítica y honestamente?
Cuando salgas a la guerra contra Tus propios adversarios… contra aquellos que están dentro de tu alma, y busques volver a empezar eligiendo no el camino más simple, sino el que te llene de satisfacciones y de orgullo por lo logrado, el que te lleve a derrotar a tus propios fantasmas y te convierta en la mejor versión de vos mismo, para comenzar a cambiar el mundo.
Ahora me di cuenta…
Cuando era joven, quería cambiar el mundo. Descubrí que era difícil cambiar el mundo, por lo que intenté cambiar mi país. Cuando me di cuenta que no podía cambiar mi país, empecé a concentrarme en mi pueblo. No pude cambiar mi pueblo y ya de adulto, intenté cambiar mi familia.
Ahora, de viejo, me doy cuenta que lo único que puedo cambiar es a mí mismo y de pronto me di cuenta que, si hace mucho tiempo me hubiera cambiado a mí mismo, podría haber tenido un impacto en mi familia. Mi familia y yo podríamos haber tenido un impacto en nuestro pueblo. Su impacto podría haber cambiado nuestro país y así podría haber cambiado el mundo. (Autor anónimo)
Quizás con tus acciones no logres cambiar el mundo completo, pero en este proceso puedas transformarte a vos mismo y mejorar tu pequeño mundo.
¿Cuáles son tus mayores enemigos internos? ¿Qué podés hacer para derrotarlos?
Tenés todo el año delante tuyo para vencerlos y convertirte en esa persona que siempre quisiste ser y hasta ahora no has logrado.
¡Shabat Shalom!