Comunidad Bet Hilel

Vaigash – 5778

Seraj bat Asher estaba entusiasmada, se salía de si por contarle a su abuelo. Sus tíos le pidieron que sea justamente ella quien hablara con Iaakov, quien le transmitiera la buena noticia: ¡Iosef está vivo y gobierna Egipto! Ellos le dijeron que tenían miedo que su padre no sobreviviera el shock, y que seguramente ella con su dulzura, su sabiduría y  su música sabría cómo hacerlo.

Seraj dudaba, ¿Cómo hablarle a Iaakov? Cómo encontrar las palabras justas para llegar a su corazón sin angustiarlo ni sobresaltarlo. Decirle que Iosef vivía implicaba revelar el complot de sus tíos, la venta y el descenso a Mitzraim, y los años en prisión. ¿Acaso sus tíos sentían ahora la culpa por el terrible sufrimiento que causaron a su padre Iaakov cuando decidieron engañarlo y hacerle creer que Iosef fue devorado por fieras salvajes?

Tomó su arpa, rogó a Dios que pusiera en ella las palabras precisas y comenzó a tocar una conmovedora melodía. Iaakov se acercó a escuchar su canto. Una alegría indescriptible llenó su corazón y un dejo de tristeza recorrió su cuerpo por los años perdidos. Su alma revivió y el Ruaj Elohim que se retiró cuando creyó que Iosef había muerto, volvió a él. ¡Su hijo amado vivía! Colmado de felicidad, Iaakov bendijo a Seraj con vida eterna.

Seraj, junto con Dina, son las únicas dos mujeres que nombra nuestra parasha en la larga lista de hijos y nietos de Iaakov. Setenta almas descendieron a Mitzraim, Seraj era una de ellas. La Torá nos da pocos detalles de su vida, pero el Midrash llena el vacío.

¿Qué aprendemos de ella?

Ser dignas hijas e hijos de Seraj, es intentar por todos los medios, con palabras, cantos y música, hablar desde el corazón, con bondad y empatía.

Porque cuando los vínculos se rompen, la amargura impregna el corazón, y perdemos conexión con lo eterno, somos incapaces de ver la imagen divina, la luz que brilla en cada ser humano y lo que queda es solo el enojo, la envidia y el rencor.

Al sentir el dolor del otro, al hablar con amor, dulzura y compasión, somos capaces de sanar heridas, revivir el alma dolorida y así enmendar un mundo, transformándonos al mismo tiempo en fuente y receptáculo de bendición.

Shabat Shalom

Raba Marcela Guralnik

Directora del Centro de la Mujer Java

Seminario Rabínico Latinoamericano

Fuentes: Bereshit 46:17, Sefer haYashar – Parasha Vaigash, Bereshit Raba 86:2 y 5.

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