Comunidad Bet Hilel

Bereshit – 5777

La orden de no comer del árbol del conocimiento es complicada. ¿Por qué se le prohibió a Adam comer del árbol del conocimiento? ¿Acaso el destino de Adam era permanecer ingenuo, sin conocimiento toda su vida?

Exégetas de diferentes épocas coinciden en que la sabiduría no es una transgresión y la prohibición de comer del árbol del conocimiento no tuvo la finalidad de evitar el ser humano adquiera sabiduría.

Aparentemente el árbol del conocimiento estaba para brindar conocimiento sin comer de él, solo observándolo. De acuerdo a algunas fuentes, Dios le dijo s Adam: dentro del jardín hay un árbol y de él  tomaras conocimiento observándolo. Pero está prohibido que lo toques o comas de sus frutos.

Con respecto a la comida sabemos que la alimentación no influye instantáneamente sobre nuestros saberes. La comida tiene su influencia en nuestra salud y hay alimentos que ayudan al buen funcionamiento de ciertos órganos. Quizás pueden influir en nuestro estado de ánimo y un ejemplo es el vino. Pero de ningún modo, si comemos algo determinado, de repente vamos a saber algo que antes no sabíamos, ni nuestro entendimiento o pensamiento van a cambiar repentinamente.

Por otro lado el santuario del desierto, que es el antecesor  junto al beit hamikdash de nuestros templos actuales, expresa en su diseño el jardín de Edén.

Por ejemplo sobre el arca de la alianza, donde estaban las tablas y la Torá que es llamada árbol de vida: etz hajaim,  estaban los crubim, especie de ángeles guardianes. Cuando Dios echó a Adam y Javá del jardían de Edén,  colocó dos crubim con espadas para cuidar el camino hacia el árbol de la vida.

Además en el  santuario se encontraba la menorá que insinuaba la presencia del árbol de la sabiduría. ¿Cómo? El modelo de la menorá era especial, con adornos de flores, el de las ramas de un árbol con flores. Por eso la menorá es símbolo de conocimiento y sabiduría, un árbol capaz de brindar luz y energía como la menorá, sin comer precisamente de él.

¿Entonces como podemos comprender la transgresión y porque la prohibición de comer?

Para esto tenemos que entender la diferencia entre los recursos espirituales y los materiales.

Por ejemplo, si hay solo una fruta y yo me la como, los demás no tendrán fruta. Así es con la comida, la riqueza o cualquier otra cosa material. Si hay solo un diamante, habrá para una persona y no para los demás.

En cambio los recursos espirituales no son limitados como los materiales. Creo que el único recurso material que ejemplifica esta idea del recurso o fuente espiritual inagotable es la vela o la luz y el fuego que no disminuye si alimenta o ilumina a otro.

Esta es la idea del árbol del conocimiento y de la menorá del santuario: la sabiduría y la luz nos fue dada a todos en la misma medida.  Todo lo que sabemos, lo pueden saber todos, lo que entendemos, lo pueden entender todos y esto no produce falta o escases a nadie.

Si Adam y Javá no hubieran comido del árbol del conocimiento, quizás hubiera sido posible brindar sabiduría, entendimiento y conocimiento a todos, sin que nadie tenga menos.

Parece que Adam y Java transformaron al fruto al comerlo en algo material, algo apetecible, con esa característica de lo material que nos mueve a desear y pensar: “me lo quiero comer, lo quiero tomar para mí”.

Por eso la Tora dice que Dios dijo: “He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”.

Comer del árbol no le agregó al ser humano sabiduría espiritual, sino fuerza y soberbia. El ser humano se sintió superior y por eso la serpiente cuando tentó a Java le dijo: “sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.

Nuestro mundo puede ser un jardín de Edén y la bendición de la espiritualidad nos puede alcanzar a todos, sin límites. Pero solo si el motor principal es espiritual.

Inclusive  los recursos materiales deberían compartirse de tal modo que alcancen a cubrir las necesidades de todos.

Quizás este  es uno de los mensajes actuales y vigentes del relato de Adam y Java en el jardín de Edén.  Darnos cuenta que solos nos expulsamos del jardín de Edén.

Porque no frenamos ese deseo de sentirnos ahí arriba, superiores y esto genera la envidia, el odio y la competencia desmedida; y por eso vivimos en un mundo lleno de violencia y sufrimientos.

Volver a leer nuevamente Bereshit y sobre los árboles del conocimiento y de la vida, es un llamado a transformar al ser humano, a transformarnos nosotros y a nuestra sociedad en una realidad capaz de hacer el bien, siendo bondadosos unos con los otros y cuidando nuestro entorno como a un jardín. En el que está la oportunidad de adquirir conocimiento, entendimiento y sabiduría, sin comer el fruto, priorizando la espiritualidad.

Shabat Shalom uMevoraj!

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