Comunidad Bet Hilel

Parasha Ki Tisa

Por Naty Meta

Moshé y la pedagogía del oprimido.

En la parasha de esta semana sucede una de las situaciones más emblemáticas desde la salida de los bnei israel de mitzrayim.

Mientras Moshé está en la montaña con D’s, trabajando sobre las tablas de la ley, el pueblo le pide a Aaron que le construya un becerro de oro, que de acuerdo a lo que cuenta el midrash, era como el de los egipcios (Pirke de-rabbi Eliezer, 45).

¿Cómo puede ser que después de todo lo que D’s hizo por nosotros, el pueblo le hagamos esto? Esta es una traición casi hecha para una telenovela mexicana de los 90.

Paulo Freire[1], en su libro “La pedagogía del oprimido” se atreve a señalar que la educación no es algo aislado de la sociedad en la que se desarrolla, sino que reproduce las mismas relaciones de poder que existen en esta. Pero, sobre todo, Freire defiende que hay que darles la vuelta y conseguir que los oprimidos dejen de serlo. A pesar de haberse escapado de la tierra de sus opresores en Egipto, sigue vivo en la mente, en el accionar y en el educar del pueblo las formas de la esclavitud. Es por esto que continúa intacta esta reproducción.

Cuando Moisés regresa con las tablas y ve al pueblo adorando a un dios egipcio, la Torá dice que se enfurece y rompe las tablas al pie de la montaña (Éxodo 32:19). Sin embargo, aprendemos del midrash que D’s ordenó a Moisés que lleve al desierto tanto los fragmentos rotos como las tablas nuevas (Deuteronomio 10:1-3; BT Bava Batra 14b).

¿Por qué llevar tanto las tablas rotas como las completas? ¿Por qué consagrar las cicatrices de este doloroso episodio? Quizás este acto de rebeldía, seguido de una aceptación de su quebrantamiento, es el momento en que el pueblo realmente sale de Egipto y encuentra la liberación de su opresión interna.

Paulo Freire señala que la liberación para los oprimidos tendrá un parto muy doloroso. Cuando el oprimido alcance su liberación, será un “hombre nuevo”, y lo deseable es que alcance a una sociedad de armonía en la justicia social, y en donde el bienestar de la gente no esté basado en la dominación y explotación que hacen unos hombres sobre otros.

Ki Tisa trae una enseñanza para todas las personas que buscan derribar las casas de los faraones y construir nuevas estructuras familiares que honran la individualidad y dignidad de cada persona. En palabras de Audre Lorde[2], «Las herramientas del amo nunca destruirán la casa del amo. Pueden permitirnos vencerlo temporalmente en su propio juego, pero nunca nos permitirán lograr un cambio genuino» (Audre Lorde, Sister Outsider: Ensayos y Discursos). El becerro de oro, el ídolo que viene a definir a todos los demás ídolos, es una herramienta de la casa del faraón, un falso dios que oscurece la fuerza liberadora del D’s del Éxodo.

Al pie del monte Sinaí, una multitud de antiguos esclavos se convirtió en pueblo. En el Monte Sinaí, el pueblo de Israel fue testigo de la revelación del D’s del Éxodo, el D’s de la liberación que los sacó de la esclavitud en Egipto, el D’s que derribó la casa de Faraón. Lo que propone Freire es una educación que enseñe a ser consciente de su propio papel como mecanismo, es decir, que ponga en manos de las personas a las que educa las herramientas para analizar la realidad que los rodea y así transformarla. No somos presente sin la conciencia de lo que fuimos en el pasado y solo de esta forma, transformamos nuestro futuro por uno mejor.

Shabat Shalom!


[1] Pedagogo y psicólogo de la década del 70. Fue exiliado de la dictadura brasileña a Chile, dónde realizó una de sus obras más conocidas: “La pedagogía del oprimido”.

[2] Audre Geraldine Lorde fue una escritora afroamericana, feminista, lesbiana y activista por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Su libro Sister Outsider es una recopilación de ensayos y discursos de 1984.

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