Comunidad Bet Hilel

Tzav – 5776

Esta sección de la Torá también está dedicada a las ofrendas y sacrificios; y despierta cierta frustración al tratarse de preceptos que ya no son vigentes para nosotros.

Sin embargo cada año volvemos a leer, a pensar y a buscar en cada detalle el significado.

Si prestamos atención al texto de la haftará que acompaña la lectura de parashat Tzav, encontraremos en él una crítica clara a la normativa del texto de la parashá.

“Así dice Adonai de los ejércitos, el Dios de Israel…Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto”. Jeremías 7:21-22

Jeremías fue el profeta de la destrucción del primer Templo de Jerusalém y testigo de la corrupción de los cohanim en el beit hamikdash.

Él mismo era cohen y no tuvo reparos en decir lo que pensaba. Generalmente cuando una crítica viene de adentro, tiene un sustento mayor y la sensación es que no es solo una opinión, si no que Jeremías sabía lo que decía.

La corrupción entre los sacerdotes se remonta a la época de los hijos de Elí en Shiló, antes del inicio de las monarquías en Israel, y continuó después inclusive en la época de David. Por eso Shlomó echó a Eviatar perteneciente los descendientes de la casa de Eli.

Jeremías provenía de ese grupo que había sido echado del servicio sacerdotal y por ende conocía muy bien las transgresiones cometidas.

En su época señaló que no hubo modificaciones ni se había reparado nada con la nueva dinastía proveniente de la casa de Tzadok.

Jeremías advirtió la inminente destrucción, si no se acababa con la tentación por el sacerdocio. También dijo que los sacrificios no evitarían la destrucción.

Claramente la crítica de los profetas y más tarde de los rabinos hacia los sacerdotes fue en contra de la tendencia a convertir los sacrificios y los rituales en un fin en mismos. En técnicas de fe para reemplazar un sentimiento religioso auténtico con compromiso espiritual y moral.

Los hechos y las acciones son esenciales y no el linaje. Ser hijo de alguien importante o recibir los beneficios en forma hereditaria es el sueño de muchos. Sin embargo, nuestra tradición nos enseña que mas importante es que nuestras acciones sean el reflejo de las virtudes que aprendimos de nuestros padres.

Shabat Shalom uMeboraj!

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