Comunidad Bet Hilel

Jukat – 5777

Solemos enojarnos cuando algo nos falta y anhelamos no sentir privaciones, vivir en abundancia, recibir seguridad.

Sin embargo la falta, el hambre y la sed son los que nos estimulan a la búsqueda y al crecimiento.

Casi en todos los órdenes de la vida conseguir lo deseado sin un mínimo esfuerzo y tenerlo “todo” no ayuda a nuestro crecimiento emocional y espiritual.

En mi experiencia dificulta y es un obstáculo para transitar el camino espiritual y fortalecer la confianza y la fe en Dios.

Del texto de la parashá de esta semana podemos aprender sobre la experiencia atravesada por los hijos de Israel en relación a la necesidad de entrenamiento y práctica para la adquisición de proximidad y confianza en Dios.

Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Números 21:4-5

El pueblo se quejó por el Maná, el alimento que recibían milagrosamente y cotidianamente y lo definieron pan tan liviano”.

Entonces Dios los castigó por medio de serpientes:

“Y Adonai envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Números 21: 6

En el texto bíblico el castigo divino aparece en forma de ley de compensación (midá kenegued midá) para entender a través del castigo cuál fue la transgresión.

¿Por qué Dios envió serpientes venenosas que mordieron a los hijos de Israel causando gran mortandad?

Según RaShI quien cita al midrash, al quejarse del maná los hijos de Israel se comportaron como la serpiente.

La serpiente fue en la historia la primera en realizar lashón haráes decir, hablar mal, no confiar y deshonrar a Dios. Cuando los tentó a Adam y a Javá para que coman del árbol del conocimiento, les dijo que Dios les había prohibido comer de él, porque si comían iban a conocer el bien y el mal como Dios.

Entonces la serpiente dijo: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Génesis 34-5

En el caso del maná los hijos de Israel tuvieron la misma actitud hacia Dios al no entender porque Dios los alimentaba cada día con maná, despreciando el milagro diario y exigiendo mayor certeza u otro alimento.

Castigarlos con serpientes simbolizó y marcó el error de difamar a Dios.

En el talmud en el tratado de Ioma tratan el tema del alimento en el desierto y preguntan ¿por qué  Dios hacia caer cada día la porción justa de maná, acaso no hubiese sido mejor enviarles alimento para toda la semana?

La mayoría de las personas prefieren vivir con cierta proyección u organización y no sentir la presión y la tención por la ración diaria de comida!

Los rabinos explican que la intención de Dios fue crear el clima de la cercanía, como el de un padre con su hijo, dándole todos los días lo necesario para crear seguridad y confianza, entrenándolo con la entrega y el amor.

Probablemente si Dios le hubiese entregado a los hijos de Israel la comida para un período determinado ellos no hubiesen cuidado el contacto y la comunicación cotidiana y hasta se hubiesen olvidado de Él.

Fue Dios quien propuso el contacto permanente, la supervisión, generando confianza y amor. Ese fue el objetivo de hacer caer el maná diariamente, para fortalecer el vínculo y profundizar la confianza y la fe del pueblo de Israel en el Creador.

La serpiente fue castigada según el texto de génesis:

“Y Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. Génesis 3:14

Y el castigo obviamente no fue literalmente la ingesta de polvo de la tierra, ya que hoy podemos observar que es capaz de ingerir distinta variedad de alimentos.

De acuerdo al talmud el castigo de la serpiente fue que a partir de ese momento todos los alimentos iban a tener gusto a polvo.

Aunque iba a ser fácil encontrar polvo en todos lados, tener siempre el alimento al alcance y un aparente premio, en realidad fue un castigo. El de la abundancia, no sentir la falta y no entrar más en contacto con el Creador.

Este mensaje es relevante hoy para nosotros también, porque veces nos distanciamos, perdemos la esperanza y nos olvidamos de Dios.

Ya lo ha expresado el salmista: “Adonai es mi ayuda, yo veré el ocaso de mis enemigos. Mejor es cobijarse en Adonai que confiar en el ser humano”

Shabat Shalom uMevoraj!

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