Comunidad Bet Hilel

Bemidbar – 5778

¿Cómo medís un año?

Por Rab. Abigail Treu

«Quinientos veinticinco mil, seiscientos minutos. ¿Cómo medís, medir un año?»

La pregunta  formulada en el estribillo de «Seasons of Love», cada vez más conmovedora por la trágica muerte de su compositor, Jonathan D. Larson, justo meses antes del estreno de Rent en Broadway en 1996, ha estado vibrando últimamente en mi mente. Después de todo, estamos haciendo un montón de conteos esta semana: contamos los días finales del Omer y, como comienza nuestra parashá, hacemos el censo de la comunidad israelita. ¿Qué tiene que ver todo este conteo con los modos en que medimos lo que realmente importa?

Primero, el recuento del Omer, que culmina en Shavu’ot: es engañosamente simple. Todo lo que tienes que hacer es contar cada noche, aumentando la cuenta de a uno cada día, y al final habrás llegado a Shavu’ot, una mitzvá aparentemente mundana, cuya bendición no es más que alabar a Dios por el mandamiento de contar. Y, sin embargo, es por mucho una de las mitzvot más difíciles de cumplir. ¿Quién de nosotros recuerda contarlo sin falta todas las noches? De alguna manera no pasa un año sin un desliz. Resulta que contar los días no es tan fácil después de todo.

Una de las muchas diferencias entre los Fariseos y los Saduceos, los rivales de la era del Segundo Templo, tenía que ver con este conteo. Los Fariseos observaban Shavu’ot el día 50 después del primer día de la Pascua (como hacemos nosotros, sus herederos halájicos, también). Los Saduceos, por otro lado, celebraban Shavuot en el séptimo domingo después de la Pascua. Su desacuerdo no tuvo nada que ver con cuántos días contar, eso quedó muy claro en Levítico 23:16, que nos instruye a contar siete semanas, el día después del cual sería el día 50, Shavuot. De acuerdo con Louis Finkelstein (z «l), rector de JTS de 1940 a 1972, el desacuerdo tenía que ver con cuando comenzó la cuenta  (The Pharisees: The Sociological Background of Their Faith, volumen 1, 115, citado en Birnbaum, The Shavuot Anthology, 135).

«Y desde el día en que traigas la gavilla de ofrenda de elevación, el día después del Shabat, contarás siete semanas», ordena en Levítico (23:15). Es una orden aparentemente clara. Pero, ¿qué significa realmente «el Shabat» aquí? ¿Se refiere al primer día de Pascua o al primer Shabat después de esa fiesta? ¿Cuándo, en otras palabras, se supone que debes comenzar a contar? El argumento intelectual abstracto sobre la lingüística se convirtió en una de las diferencias más prácticas que separaban a las dos comunidades a medida que vivían sus interpretaciones. Contar-saber cuándo comenzar, y cuánto tiempo mantenerlo en funcionamiento-importa mucho.

Esto nos lleva al segundo tipo de conteo que estamos haciendo esta semana. ¿Cuál es el objetivo de que Dios ordene a Moisés que haga un censo a los israelitas al comienzo de las peregrinaciones? Habiendo recibido las leyes en el Sinaí en Éxodo, con más mandamientos en Levítico, los israelitas no pueden avanzar en su viaje hasta que se realice un conteo del pueblo. Para muchos estudiantes, estas listas de censos constituyen los pasajes menos interesantes de la Jumash. Larga y lingüísticamente repetitiva, la lista de hombres según sus tribus suma, en este recuento, el número históricamente improbable de 603,550 (Números 1:46). Como sugiere el comentario de Jumash Etz Hayim sobre el versículo, el número es increíblemente grande, «presuponiendo una población de más de 2 millones que se sostiene a sí misma durante 40 años en la Península del Sinaí». El comentario continúa sugiriendo algunas maneras en que los estudiosos justifican el conteo: tal vez contaban por unidad militar, o tal vez las cifras reflejan el censo posterior del rey David en el libro de Samuel. La cuestión de la precisión de los números invoca la misma observación que tuvimos sobre el Omer: algo tan mundano y aparentemente tan simple como contar personas reunidas en un campamento aislado en el desierto es aún tan difícil de hacerlo bien. En este caso, el problema parece más sobre la exageración que la exactitud, pero sin embargo trae a la mente el temido discurso público, en el que el orador agradece a una lista de personas que merecen mención honorífica. Qué fácil es pasar por alto a alguien, u olvidar en el momento uno o dos nombres. Hacer una lista de personas,  así como contar los días, es más difícil de lo que parece.

Entre el Omer y el censo, estamos contando esta semana nuestros dos productos más preciados: el tiempo y la gente. Que ambos sean imposibles de contar es una muestra de su importancia: ellos son las piedras fundamentales de nuestras vidas. Es una lucha psíquico-espiritual para enfocarlos adecuadamente, para mantenerlos en el lugar que les corresponde en el centro de nuestra atención.

Cincuenta días habrán pasado desde que celebramos nuestra libertad alrededor de la mesa del séder. ¿Adónde fueron esos días y qué hicimos que realmente importó durante estas siete semanas? Nos dirigimos a nuestra próxima festividad leyendo una parashá que hace una pausa para contar a las personas antes de reiniciar el relato de la historia de sus vidas. ¿Con quién hemos pasado estos días? Como Larson preguntó, ¿cómo medimos un año?

Albert Einstein famously quipped, «Not everything that counts can be counted, and not everything worth counting counts.» With all of the numbers and counting pervading our week, let us not lose sight of the message they bring: that what counts the most is spending time with one another, and that we measure our years by counting day in and day out the moments we spend with others wandering with us, blazing paths together through the wilderness of life.

Albert Einstein dijo en broma: «No todo lo que se puede contar cuenta y no todo lo que cuenta se puede contar». Con todos los números y cuentas presentes en nuestra semana, no perdamos de vista el mensaje que traen: que lo que más cuenta es pasar el tiempo con los demás y que medimos nuestros años contando día tras día los momentos que pasamos con otros,  deambulando con nosotros, abriendo caminos juntos a través de la jungla de la vida.

Fuente: How Do You Measure a Year?, BY ABIGAIL TREU, Publicado el 8 de mayo de 2013 / 5773. http://www.jtsa.edu/how-do-you-measure-a-year

Traducción: Nora J. Kors de Sapoznicoff

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