Comunidad Bet Hilel

PARASHIOT MATOT-MASEI 

Palabras que construyen, palabras que destruyen
Prof. Myriam Laufer – Directora de Ofakim

Con estas dos parashiot finalizamos la lectura del cuarto libro de la Torá, Bamidbar
(“Números”), cuya traducción literal es “En el desierto”.
Al comienzo de la parashá Matot encontramos a Moshé recordándoles a los jefes de las
tribus de los hijos de Israel lo que prescribió Adonai en relación a la anulación de los
juramentos que realizaran.
«Un hombre, cuando formulare un voto ante Adonai, o formulare juramento para
atarse a sí mismo con prohibición, no habrá de profanar su palabra; como todo lo
que sale de su boca, habrá de hacer»
¡Qué tema éste, del valor de nuestra palabra!
Prestemos atención a otras fuentes bíblicas que también lo abordan:
El rey David en su libro Tehilim (Salmos) enseña:
«Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; Busca la
paz, y síguela. Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.»
“Con la boca el impío destruye a su prójimo, mas por el conocimiento los justos serán librados.»
Por su parte, el rey Shlomó en el libro Mishlei (Proverbios) advierte:
«Tu lengua, máquina destrucción como afilada navaja, oh, artífice de engaño.»
“Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; Busca la
paz, y síguela.”
Y si volvemos al origen y comienzo de Todo, también la palabra adquiere un valor y un
lugar fundamental, ya que, ¿cómo fue creado el mundo y cómo fuimos creados nosotros?
Sí, exactamente, mediante la Palabra: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo
Su ejército por el aliento de Su boca».
Cuenta el Talmud la siguiente historia acerca de Rabán Gamliel y su sirviente Tavi:
Rabán Gamliel le dijo a su fiel sirviente Tavi:
“Ve y tráeme lo mejor que encuentres en el mercado”.
Fue Tavi y le trajo una lengua.
“Ahora tráeme lo peor que encuentres en el mercado”.
Fue Tavi y le trajo una lengua.
“¿Cómo puede ser que cuando te pido lo mejor del mercado me traigas una lengua, y
cuando te pido lo peor también me traigas una lengua?”, le preguntó Rabán Gamliel.

“Nada mejor que una buena lengua, le respondió Tavi.
Pero…nada peor que una mala”.
Utilizamos la palabra para generar vínculos, para tender puentes hacia nuestros
semejantes. La palabra construye y reconforta, pero también puede destruir y herir. “La
muerte y la vida están en poder de la lengua”, nos enseña el libro de Mishlei. ¿Somos
conscientes del profundo sentido de esta metáfora? Quizás cuidar nuestra lengua sea una
de las más difíciles de todas nuestras Mitzvot. Nuestra palabra crea vínculos y habilita
espacios de encuentro con otros, pero si no cuidamos lo que decimos podemos
rápidamente destruir todo lo que con tanto esfuerzo logramos construir. Palabras que
construyen… Palabras que destruyen… vínculos, confianza, mundos… Por eso, elijamos
con responsabilidad cada una de nuestras palabras y procedamos sabiamente en su
cumplimiento.
¡Shabat Shalom!

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