Comunidad Bet Hilel

Trumá – 5776

En la parashá de esta semana aparece la orden: «Y me harán un santuario y moraré en medio de ellos» ועשו לי משכן ושכנתי בתוכם»

Dios le pidió a Moshé que les diga a los hijos de Israel que traigan trumot para la construcción del santuario.

«Trumot» son donaciones y por eso el nombre de la parashá: Trumá: donación.

Las donaciones según el texto del libro de éxodo, debían ser dadas de corazón.

¿Por qué la Torá establece que las ofrendas para la construcción del miskan tenían que ser donadas por cada persona «de corazón»?

Sabemos que los preceptos de la Torá son obligatorios, la mitzvá es una orden y por lo tanto obligación para toda persona, le guste o no, la sienta o no.

Sin embargo algunos maestros como Rabí Bejaie Ibn Pakuda en su libro «Jovot haLevavot», hacen hincapié en la comprensión intelectual de cada mitzvá para su cumplimiento y la necesidad de poner y asociar el corazón a la hora de realizar el precepto.

Para la construcción del mishkán la Torá nos obliga e impone llevar y aportar nuestra donación, pero hay un detalle importante, una condición: la persona tiene que estar de acuerdo y entonces su donación puede ser recibida.

El talmud señala que en el texto dice: «tomareis para mí» (ויקחו לי) y no dice: » y me darán» (ויתנו לי)

¿Cómo es el donante: toma, לוקח o da נותן?

Parece ser que si una persona no sirve a Dios inclusive con sus riquezas materiales, su dinero todavía no le pertenece. Si va a querer hacer una donación en su nombre tendrá que servir primero a Dios.

Como dice en Pirkei Avot:»Dale a Dios de los que es Suyo, ya que tú y lo que posees le pertenece a él. Pues así dijo David (Crónicas 29:14) «Todo viene de Ti y lo que te ofrecemos, a Ti pertenece»

De acuerdo a este principio podemos explicar la condición de poner el corazón, que establece la Torá en nuestra parashá para las donaciones y la construcción del santuario.

La parte verdadera del ser humano, la que es válida en la donación, no es la plata y el oro que da, ya que no son suyos sino de Dios. La parte más valiosa e indiscutible es la forma en la que cada uno entregará su contribución.

En el Cantar de los Cantares hay una referencia al Templo del rey Salomón. Ahí dice:

«Sus columnas las hizo de plata, sus techos de oro, el asiento de púrpura y el interior fue tapizado con el amor de las hijas de Jerusalén» (Cantar de los Cantares 3: 10)

Aparece también el amor….

Me atrevo a agregar que Dios nos indica que solo puede residir donde hay sinceridad y voluntad de corazón. Por eso dice también residiré en medio de ustedes y no en medio de él.

Dios no está dispuesto a residir en una casa vacía y sin corazón, sino en medio de Israel y en el corazón de cada uno de nosotros.

Con la libertad adquirida después del Éxodo y la ley, los mandamientos después de la revelación en Sinaí, comienza la propuesta del encuentro en el Santuario, pero con la exigencia de poner el corazón y encontrarnos en el amor.

Es por eso que nuestros maestros en el talmud insisten: «Rajmana Liba Baei»

רחמנא ליבא בעי , Dios quiere de ti el corazón!

Shabat Shalom uMeboraj!

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